Los recuerdos nos protegen. Nos dan información sobre las decisiones y acciones presentes ayudando a anticiparnos o a planificar el futuro basándonos en nuestras experiencias pasadas. Traer a la memoria recuerdos de relaciones que nos han hecho sufrir o recordar repetidamente desengaños afectivos, puede prevenirnos de manera innecesaria sobre la posibilidad de que falle nuestra relación actual incluso antes de darle una oportunidad. Como resultado de ello, se pueden activar ansiedades o sospechas sin fundamento sobre esta nueva relación.
El final devastador de una relación previa puede influir en nuestro sentido de la vulnerabilidad. Nuestro sesgo en los recuerdos de información relevante sobre amenazas, como el pensamiento de que nuestra pareja actual puede hacernos daño, basándonos en los recuerdos de alguna relación previa, suele estar presente en personas con Trastorno de Estrés Postraumático, Trastorno Obsesivo Compulsivo y Trastorno de Pánico. Sin embargo, para todos nosotros, el pasado puede disparar la cautela ya que todos confiamos en los recuerdos para tomar nuestras decisiones presentes y futuras. Podemos utilizar esta información, ignorar lo que el pasado nos está diciendo o, incluso, tomarlo demasiado en serio.
Las relaciones no tienen por qué ser duraderas para activar recuerdos que puedan influirnos. Las relaciones breves también estar llenas de recuerdos que las llevan luego a fracasar. Las citas online y las citas en general pueden dejarnos un sentimiento de inadecuación, especialmente si hemos sufrido experiencias previas de fracasos en la relación.
La pasión puede excitarse por parejas potencial cuya existencia se convierte en un producto de nuestra imaginación. Estos “otros escondidos” son el resultado de prototipos estándar idealizados y representan temas sin resolver en relación a cómo establecemos y ajustamos nuestros estándares ideales a lo largo del tiempo. Sin embargo, estos potenciales “prototipos” puede vivirse como reales, generando posteriormente daño cuando llega la decepción con estas relaciones idealizadas.
INTROSPECCIÓN Y ARREPENTIMIENTO
Podemos utilizar una tranquila introspección para mirar hacia atrás hacia una relación fallida. La introspección implica autorreflexión – examinar nuestros pensamientos, sentimientos, motivos y vulnerabilidades. Los recuerdos de vergüenza y tristeza pueden hacernos meditar sobre las cosas de las que nos arrepentimos. El arrepentimiento se ha conceptualizado como una emoción cognitiva de alto rango ya que implica tanto pensar como sentir. Cuando experimentamos la vergüenza del arrepentimiento, estamos motivados para alterar temporalmente los recuerdos imaginando que hubiera pasado si hubiéramos seguido otro camino o aprovechado otra oportunidad. Aunque no podemos borrar el pasado, tomar en consideración las decisiones que hemos tomado y las alternativas posibles puede ayudarnos a aprender algo útil para el futuro y modelarnos de forma positiva.
El arrepentimiento nos informa de que no hemos estado a la altura de nuestros ideales, más allá de los errores que hemos cometido. A largo plazo, nos arrepentimos más de lo que no hemos hecho de lo que hemos hecho, haciendo que el arrepentimiento persista donde existía una oportunidad y donde hemos perdido perspectivas tangibles para el cambio, el crecimiento y la renovación. A pesar de la incomodidad que nos puedan hacer sentir nuestros arrepentimientos, representan una retroalimentación interna sobre nuestra conducta pasada. El razonamiento contrafactual (capacidad de imaginar alternativas a la realidad. Es un razonamiento hipotético que conlleva una simulación de los sucesos y la comparación de esos sucesos con situaciones alternativas) tiene que ver con nuestra evaluación de un resultado comparado con lo que hubiéramos ganado o perdido si hubiéramos tomado una decisión diferente. De esta forma, simulamos mentalmente los resultados de eventos pasados considerando alternativas hipotéticas. Por ejemplo, cuando perdemos una relación, tenemos la oportunidad importante de revisar nuestras decisiones y evaluar nuestras conductas de forma retrospectiva.
LA VERGÜENZA DEL FRACASO
Sin embargo, también podemos ignorar las lecciones que podemos aprender de una relación que ha fracasado. En su lugar, podemos afrontar o defendernos de la vergüenza y la tristeza que experimentamos del amor perdido atacando al otro (“era un perdedor de todas formas”), atacándonos a nosotros mismos (“nadie me querrá”), apartándonos (“no volveré a quedar con nadie nunca más”), o mediante la evitación (“beberé y dormiré para olvidar”).
La vergüenza del fracaso nos hace sentir muy mal, pero es un maestro que nos permite mirar en nuestro interior y pensar en profundidad sobre nosotros y nuestra situación. Los momentos de vergüenza proporcionan la oportunidad para la autorreflexión y suponen un camino para extraer significado de nuestras experiencias. Aunque mirar atrás puede que no siempre influya en nuestra conducta futura, la capacidad de la autorreflexión puede permitirnos responder de forma positiva al estrés.
Los eventos del pasado son recordatorios para el aprendizaje y marcadores de lo mucho que hemos aprendido o no. Pensemos en nuestras primeras relaciones, pero no como un intento de guardarlas en la memoria, ya que es ya pasado. En su lugar, podemos observar estos eventos y la manera en que podemos emplearlos para encontrar significado a una nueva relación. Lo que hace que nuestro yo se convierta en un obstáculo para el aprendizaje es cuando se transforma en el objeto de necesidad; por ejemplo, cuando nos encontramos que sólo dedicamos el tiempo am protegernos en lugar de aprender de nuestro comportamiento y aceptar nuestras vulnerabilidades. Cuando miramos hacia atrás, a nuestros fracasos amorosos, tanto de forma voluntaria como involuntaria, no debemos temer a experimentar vergüenza si podemos abrazar la posibilidad de aprender sobre todo lo que hemos experimentado. Más aún, una nueva relación puede ser el camino para sanar, ya que los sentimientos que experimentamos por la otra persona pueden ser una manera de absorber la vergüenza.
Fuente: Mary Lamia. Psychology Today. Junio 2023